encantado de que vengas a tu casa

Mi querida Isabel,

Te echo de menos. Echo de menos tu maleta abierta en la habitación y tus cosas por el suelo o sobre la cama. Echo de menos cruzarme contigo por la casa y esa mirada tímida en la que me haces sentir como un joven enamorado al cruzarse con la chica que ama. Me gusta enseñarte donde están las cosas, o ayudarte en lo que necesites. Me gusta hacerte la vida más fácil o darte indicaciones. Me gusta cederte el turno en el servicio y entrar después de que te duches, porque me siento respirar tu aroma, respirarte a ti. Me gusta ayudarte a hacer la cama o facilitar tu estancia en mi casa. La última vez que estuviste de visita fue hace ya demasiado tiempo, y te echo de menos.

A medida que pasa el tiempo me preocupa que te acostumbres a venir menos, y perder esa experiencia de tenerte cerca. Mi querida Isabel, sé que estar de visita no es cómodo como estar en casa, pero yo cuando vienes me siento en la gloria, es como si viviese contigo, como si compartiésemos la vida, esa vida que viviría contigo. Ya sabes que estoy encantado de que vengas, te lo he dicho e insinuado muchas veces, así que por favor Isabel: ven a visitarnos pronto, lo necesito de verdad. Mi casa es tu casa.

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