sentirte dormir cerca de mi

Mi querida Isabel,

Hay una cosa que me encanta, y es la calma de verte o mejor dicho, sentirte dormir cerca de mi de vez en cuando, en esas ocasiones en que estamos cerca y tú después de comer te tumbas en el sofá y te quedas dormida, en una breve siesta. Me encanta cerrar los ojos e imaginar que estamos solos los dos, que no hay nadie más y que tú estás durmiendo conmigo, incluso pegados el uno al otro. Pero me basta con abrirlos de nuevo para ser consciente de que tan sólo te tengo cerca de mi, que no es poco...

Algunas veces te descalzas y subes las piernas, y en alguno de esos movimientos no puedo evitar fijarme en tus piernas, con eterno disimulo. No dejo de pensar en cómo sería dormir a tu lado, abrazados, sintiendo tu aliento en mi, incluso desnudos, pegados. Todo eso me pasa por la cabeza, pero como sabes bien no dejo que pase de ahí, de mi imaginación. Hace poco quiso el azar que durmieses una noche sola en una cama muy cerca de la mía, y como yo me había acostado tarde no lo supe hasta la mañana siguiente. Son esas cosas que me pasan contigo que no puedo disfrutar del todo, pero no pasa nada. Esa mañana fui feliz, sabiendo que te tuve toda la noche a mi lado, a unos metros de mi, durmiendo allí, al alcance de mi imaginación, como cada noche...

Mi querida Isabel, hasta durmiendo eres bella, y lo sé bien, porque te miro cada vez que puedo, y veo el amor que nunca tendré, pero que sufro y disfruto cada segundo en que lo deseo...

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