dejando pistas para qué...
Mi querida Isabel, Un día dejé algunas pintadas en las paradas de autobús que sé que frecuentas habitualmente, con un mensaje obviamente dirigido a ti: Mi Amor Guía Todo. Tenía la esperanza de que algún día, mientras estabas sentada esperando al autobús, vieses esa frase y te entrase la curiosidad de buscarla en Google, con lo cual automáticamente llegarías a este diario. Demasiado rebuscado, pero aún tengo la esperanza de que algún día ocurra. Hace poco me pasé por una de esas paradas de bus, y allí seguía la pintada, eso sí, un poco descolorida. Y todo por conseguir que leas este diario, algo que en el fondo no sé si quiero, a estas alturas. Muchas veces pienso en todas estas cosas que escribo, y la conclusión siempre es la misma: si te tuviese que decir lo que te quiero con palabras sería incapaz, qué te voy a contar... y además: probablemente el día que lo intentase ya sería tarde. Quiero decir demasiado tarde, porque tarde ya es. Mi Amor Guía Todo, Isabel, incluida ca